Hoy es 1 de Mayo, fiesta del trabajo, del trabajador, día de reivindicación social y festivo nacional en España.
En este día acostumbro a agradecer al trabajo tantas experiencias dadas, aprendizajes y momentos de superación.
Casi nunca fue fácil, pero siempre enriquecedor.
Entré voluntariamente en el mercado laboral con 16 años, y desde entonces siempre trabajé.
Compaginé y pagué con mis diversos trabajos, mis estudios universitarios y formaciones posteriores. Además de pagar con mi trabajo mi casita de alquiler y mis gastos de vida.
Me pilló en su momento la crisis del 92, y por un tiempo fue realmente difícil conseguir trabajo, y reconozco que mi alma inquieta me empujó a crear mis propios proyectos y darme trabajo a mi misma.
¡¡Si no hay trabajo, lo invento!! , Parecía que una voz dentro de mi gritaba con fuerza y cariño. Y la seguí, y sucedió que los caminos del trabajo me han llevado a conocer y explorar muchos terrenos emocionales.

He trabajado en muchas cosas, algunas no me gustaron nada, otras fueron divertidas, hubo las que se me daban fatal y aquellas que me hicieron descubrir habilidades personales inimaginables.
En todas ellas, algo aprendí, en todas ellas, algo me fortaleció, en todas ellas, crecí en algún aspecto.
Por ejemplo; cuando trabajé como limpiadora y asistenta en casas, descubrí que en todas las casas hay alegrías y penas, ricos y pobres pueden sentirse muy felices o desdichados según manejen sus pensamientos, sentimientos y relaciones familiares. Cuando trabajé en la vendimia, con una cuadrilla profesional a destajo, aprendí, que el grupo trabaja en equipo y todos aportamos por igual. Cuando trabajé como teleoperadora, conocí la profunda soledad que algunas personas viven en la intímidasd de sus casas, y el potente efecto terapéutico que puede ofrecer una escucha amable y cariñosa, aprendí, a escuchar más y hablar menos. Cuando trabajé como comercial, aprendí a creer en lo que uno ofrece, a probar y conocer en profundidad el producto. Cuando trabajé como secretaria en un despacho de abogados , conocí un mundo elegante y sofisticado que me enseñó que «a veces, la razón no tiene corazón y otras el corazón no tiene razón». Cómo profesora de YogaTerapia, aprendo cada día, que «el cuerpo nunca miente», lo que no resuelves, daña. Y como Psicóloga, cada día aprendo la enorme responsabilidad que es tocar un alma con mis palabras.
¡¡Aprendí tantas cosas!!
¡¡Tanto que agradecer al trabajo!!
Feliz día del trabajo y del trabajador
